Pilates también despierta nuestra musculatura. Cuando alineamos nuestro cuerpo, la musculatura sigue a los huesos y recuperamos a los músculos que andaban rezagados, algo dormidos, haciendo que otros trabajaran por ellos. De nuevo, equilibramos el trabajo de la musculatura y el funcionamiento de nuestro cuerpo.
La visión de Pilates es holística, el cuerpo como un todo. Y dentro de este concepto holístico, no podemos olvidarnos de la fascia. La capa que nos envuelve y contiene también necesita flexibilidad y movimiento. La palabra movimiento suena como un mantra en Pilates. “El cambio sucede a través del movimiento y el movimiento cura”.
La estabilización es la primera piedra para construir el movimiento. Primero estabilizamos y luego movilizamos. Y en esa arquitectura del movimiento no podemos olvidarnos de la respiración, otra pieza clave a la hora de estabilizar y mover.
Todo el trabajo de Pilates se hace tomando conciencia de nuestro cuerpo, volviendo a conectar con nosotros. La mente, como un buen director de orquesta, toma las riendas del movimiento. Aunque, como una de mis profesoras decía, se trata de pensar menos y sentir más. Pilates recupera lo que fuimos en su día, nos reconecta con la esencia del movimiento para no olvidarlo nunca más.
Articulo publicado en el blog de Pilates Equipment Fitness
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